Al tratar de resumir mi experiencia sobre lo ocurrido en la Pradera, pienso de inmediato en el proyecto que planteé al inicio de la clase acerca de las cosas que no me funcionan pero tienen un cierto valor, y así, trato de revisar las cosas que han sucedido. Fuimos dándole vueltas al asunto, el proyecto comenzó siendo uno, termino siendo otro, al final logramos hacer una actividad que, a pesar de haberla desarrollado en relativa tranquilidad, no sabremos si funciono o no, ya que, según creo yo, no depende de nosotros, sino más bien de los estudiantes y de su experiencia frente a la misma, por eso estará en quienes la realizamos el especular sus resultados, pero siempre, viéndolos a través de lo que nosotros mismos pudimos ver y sentir. Pienso ahora, sobre mi historial en cosas que no funcionan y me doy cuenta que todas esas cosas han sido más que todo objetos y no situaciones, así que juzgar una situación como algo que funcionó o no requiere que me lo pregunte a profundidad a luz de lo que pasó. Después de pensarlo, me doy cuenta que no quiero saber a ciencia cierta si funcionó o no, solo quiero plantearme una serie de cuestionamientos personales, que me ayuden a pensar en por qué hicimos esa actividad y no otra y cuál es la intención al hacerla, que queremos lograr a través de ella, para no sé, poder saber qué es lo que estoy haciendo al estudiar artes plásticas o al menos tener una idea.